Cuando alguien me pregunta qué es la acupuntura, suelo decir algo que les saca una sonrisa: la acupuntura es como el Google Maps de tu cuerpo. Porque sí, muchas veces el cuerpo quiere sanar, pero está perdido. No sabe por dónde empezar, qué ruta tomar, o cómo desbloquear una calle cerrada.

La acupuntura, con sus agujas finas y precisas, actúa como ese mapa interno que ayuda al sistema nervioso a redirigir sus señales, a reconectar órganos, emociones y energía. Cada punto que tocamos tiene un mensaje: “por aquí es”, “ya puedes soltar eso”, “esto necesita calma”, “esto otro necesita movimiento”.

No se trata de magia, aunque parezca. Se trata de recordarle al cuerpo que puede, que sabe y que no está solo. Las agujas no te curan, pero sí despiertan tu capacidad natural de sanar. Es como si encendieran el Wi-Fi entre las partes de ti que ya no estaban hablando.

La acupuntura sirve para el dolor, el insomnio, la ansiedad, los problemas hormonales, digestivos y muchas cosas más… pero sobre todo, sirve para reconectar contigo.

Y eso, créeme, es el primer paso para sanar desde la raíz.